Mi impresión sobre esta novela ha variado a lo largo de su lectura como podréis comprobar:
Ahora me doy cuenta de que no sólo Eszter sucumbe a los encantos del embaucador de Lajos, todos quedan embrujados ante su presencia -incluso Nunu, en la que yo había puesto todas mis esperanzas-. Es como si todos y cada uno de ellos se resignaran a lo que saben con certeza que ocurrirá con la llegada de Lajos. Es como si supieran que, por mucho que intenten luchar contra las mentiras de Lajos, al final caerán en su juego y cederán a sus peticiones, por eso se rinden mucho antes de empezar. Es más fácil que resistirse. Me da la impresión de que Lajos es de esas personas que son capaces de conseguir que la gente se crea sus mentiras hasta tal punto de creerse ellos los equivocados, de ver en sus mentiras la realidad, de manera que no les quede otra que darle la razón, incluso sabiendo cuál es el truco. Es alucinante el poder que ejerce sobre ellos, hasta tal punto de borrarles los recuerdos, de que no se acuerden de lo que les hizo hace 20 años.
Ya he comprendido de dónde viene la estima que todos tiene hacia Lajos y por qué le esperan con tanta impaciencia. El secreto está en su fuerza y su vitalidad. Es como si, sólo ante la presencia de Lajos, vivieran la vida de verdad. Mientras que cuando él no está, se limitan a ver los días pasar, como meros espectadores de sus propias vidas.
Continuo leyendo, Lola.
Felices pesadillas
Hace 16 minutos
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