jueves, 10 de junio de 2010

LOVEBOOK

Más que novela romántica, yo diría que es ciencia ficción, porque, seamos realistas, estas cosas no pasan en la vida real, por lo menos no en la mía.

Lovebook es la historia de dos jóvenes separados por el mismo destino que decide unirlos quince años después sirviéndose del hoy más que conocido y frecuentado FaceBook.

La niña de ojos marrones que era Solidea a los ocho años, estaba perdidamente enamorada de Edoardo, unos años mayor que ella. Esa es la razón por la que se pierden la pista. Debido a la diferencia de edad, nunca llegaron a coincidir en curso y cuando él tuvo que marcharse a la universidad, ella siguió en la secundaria. Años después, se encuentran en la red gracias a una cadena de coincidencias que consiguen que, cuando parece que van a retomar el contacto, les separan y cuando parece que van a tener que pasar otros quince años, les acercan un poquito más.

...demuestra que nuestras pequeñas exigencias se hallan encima
de un tablero en el que el destino se lo pasa bien confundiendo
todas las jugadas.


A pesar de que sus vidas han seguido caminos diferentes, surge entre ellos un amor olvidado en lo más profundo.
Bueno, en este punto tengo que decir que la que estaba enamorada, casi obsesionada, era Solidea porque a mí me ha dado siempre la sensación de que para Edoardo no era más que una niña entrañable que siempre lo buscaba con osadía pero que luego se mostraba tímida ante las pocas palabras que intercambiaban. Si Edoardo intentaba hablar con ella era sólo por no romper las ilusiones de lo que para él era un caso curioso. Lo que ocurre es que, una vez retomado el contacto, a él le hace gracia que Sole aún siga mostrándose como la niña que fue. La misma que ahora es una mujer con la que podría plantearse una relación que, por otro lado, ha sido objeto de las fantasías de Solidea desde que era niña, aunque después ocupara su vida con seudoaspirantes a veterinario. La misma que ahora aporta vitalidad a su aburrimiento y la misma que hoy es capaz de enamorarlo, quizá porque es diferente a todo lo que ha conocido antes. Los astros se alinean en una combinación imposible y en esta historia ya sólo queda sumar.

Dejando esto a un lado, no puedo terminar sin dirigirme a otros personajes. Me sobra sin ir más lejos, su amigo David cuyo papelón me parece de lo más forzado. Mientras que el alma de la familia es la abuela que no para de quejarse al tiempo que los mantiene unidos. Me sorprendió la carta que le escribe a el abuelo que ya no está, en la que refleja los sentimientos más bonitos que jamás he sido de capaz de imaginar y mucho menos de expresar con palabras. También están las primas, Andrea, el profesor Bonetti, Matita...

La verdad es que me ha gustado mucho, pero hoy tuve la sensación de que cada vez me cuesta más ser objetiva con las cosas que leo. En realidad es una novela como cualquiera de las muchas que haya podido leer, no tiene nada de especial, y sin embargo, la recordaría con agrado. Creo que en gran parte gracias a Solidea. Bajo mi punto de vista, es el personaje, con letras mayúsculas, de esta novela, eclipsando incluso al mismísimo Edoardo Mangi. Es que Solidea es mucho más elocuente, perspicaz y carismática que su compañero de reparto, es una mujer ingenua que aún cree en las historias de princesas y caballeros, en el romanticismo y en Serendipity. Pero se me antoja mucho más terrenal, o más bien pasional, en su forma de tomarse la vida y al mismo tiempo, no deja de ser soñadora, de vivir en un mundo más allá de las nubes. Edoardo es más estirado, más pensado y más simplón, simplón como realista, como una persona que ve las cosas como son, sin añadirle ningún giro, ninguna vuelta, nada, pero también es honesto y no está dispuesto a andarse con rodeos en lo que respecta a sus sentimientos y a las personas que lo rodean. Quizá sea lo propio de dos jóvenes que pertenecen a mundos distintos. Pero, sabéis? creo que hacen la pareja perfecta, cada uno le aporta al otro lo que le falta y con eso lo tienen todo, no necesitan más.

Ahora que lo pienso, bien podríamos estar ante el cuento de hadas del siglo XXI.

Un saludo, Lola.

No hay comentarios:

Publicar un comentario