martes, 16 de noviembre de 2010

AGUA PARA ELEFANTES

Antes de nada, me veo en la obligación de hacer una confesión porque de lo contrario no sería sincera ni con vosotros ni conmigo misma, si empecé a leer este libro fue únicamente por una razón con nombre propio, Robert Pattinson. No puedo decir que no conociera antes la existencia de este libro pero nunca me llamó la atención su temática y nunca habría entrado a formar parte de mi lista de posibles lecturas, de eso estoy segura o estaba. Una vez supe de la noticia del comienzo del rodaje y de que él sería su protagonista, Agua para elefantes consiguió captar mi atención hasta tal punto de dejar de lado todo cuanto tenía en mente para centrarme en su lectura. Eso sí, antes intenté buscar otras opiniones sobre el libro, tampoco quería tirarme a una piscina sin agua y cuál sería mi sorpresa al comprobar que la gente hablaba de él y lo hacía bien, así que no tenía excusas para no intentarlo.

Esta es la historia que puedo contar del libro y esta es la historia que cuenta el libro. Todo comienza el día en que Jacob pierde a sus padres en un accidente y con ellos su futuro. Pierde su casa, pierde la clínica veterinaria de la que se haría cargo al terminar sus estudios universitarios y por perder, pierde hasta la razón, que no tarda en recuperar cuando se da de bruces con los vagones del tren de un circo. Pronto entra a formar parte de El Espectáculo Más Deslumbrante del Mundo de los Hermanos Benzini, tampoco es que lo haga con mal pie aunque si a causa de una muerte, el caso es que pronto deja de sufrir las bajezas reservadas para los peones encargados del montaje de las distintas carpas y empieza a ejercer del veterinario que podría haber sido.

No sé mucho sobre la época en la que se desarrollan los acontecimientos pero el año 1929 es el de la Gran Depresión, y al parecer fueron muchos los suicidios que se dieron entre las personas vinculadas al mundo de las finanzas, los padres de algunos de los compañeros de universidad de Jacob así lo hicieron, y mucha hambre y miseria para las clases bajas de la sociedad, como se refleja cuando llegan a Chicago. Lo mismo ocurre a menor escala en el circo, hay clases entre los hombres y también las hay entre los animales, no son iguales los artistas y los peones y tampoco son iguales los animales de carga y los de pista como no lo son los herbívoros y las fieras. Todo ello se refleja en salarios, vestuario, alojamientos, comida, caprichos... incluso en algo tan simple como son las mesas del comedor se pueden observar grandes diferencias.

Cien veces pensé en abandonar la lectura y cien veces continué a la espera de que alguien hiciese algo para parar la brutalidad del trato que se les daba a los animales y a los trabajadores en este circo, que en ocasiones me pareció el de los horrores, de manera tan impune e injusta. Me ha costado mucho pasar ciertas páginas, algunas ni siquiera he podido leerlas por completo. Resulta muy duro darse cuenta de a todo lo que se ven obligados a renunciar por el negocio sin posibilidad de quejas porque su otra opción es mucho peor. La verdad es que me alegro de no haberlo dejado ya que, a pesar de que aún no conozco los detalles del final de la historia, sí lo esencial puesto que el final es el prólogo, en líneas generales podría decir que me gustó.

Ah! y se me olvidaban las apariciones estelares del anciano Jacob, me encanta el hombre en que se convierte pero en ocasiones me cuesta identificar a los dos Jacob como la misma persona que son. Parecen personajes diferentes de historias diferentes.

Otra pega, por ejemplo que la autora no llegue a profundizar en las relaciones personales que de hecho se establecen entre los protagonistas, amores, odios, envidias..., y que hay que aceptar sin más. En este sentido, la novela se me queda corta. También son pocos los detalles sobre las penurias diarias de los trabajadores aunque no sé hasta qué punto es necesario saber más y tampoco cuenta mucho del día a día de los artistas. Pero, sí que me gusta la manera en que te permite saber sin leer, quiero decir que te hace capaz de recrear escenas a partir de los diálogos a medias que se establecen entre personajes.

A la espera de las últimas 100 páginas que me quedan para el final...publico esto haciendo caso omiso a lo que sé que debería hacer y no hago -déjame adivinar, Lolita...esperara a terminarlo de leer?-, lo que significa que quizá algo de lo que aquí escribo podría cambiar en el último momento, difícil pero no imposible, estaréis al tanto, no os quepa la menor duda.

Un saludo, Lola.

PD: El libro está lleno de fotos de circos de la época, resultan bastante curiosas.
También encontré en la biblioteca -mi biblioteca de confianza, ya conocida por todos- un número de la revista llamada Exit con unas cuántas más. Me gustaría poner algunas pero la espada de la SGAE pende sobre mi cabeza y la verdad es que me gusta donde la tengo ahora.

1 comentario:

  1. Vale, ya lo terminé y definitivamente, el libro me ha gustado mucho. He disfrutado leyendo los dos últimos capítulos, un final muy bonito, a parecer, la vida no temina a los 93, aún con andador se pueden cometer locuras.
    Un buena lectura.

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