Apenas llevo 76 páginas leídas de esta maravillosa novela, que lo seguirá siendo hasta que me demuestre lo contrario, y ya empiezo a sentir la necesidad de compartirlo. La verdad es que, si no es una de las mejores que leído en los últimos meses, sí es una de las más especiales. De la historia en sí aún no puedo contar nada porque recién empieza aunque ya se intuye. Pero sí os puedo hablar de la forma.
Esta novela es muy dinámica, sobre todo al principio, cuando los mensajes son más cortos y se envían en cuestión de segundos. A veces, se cuelan otros más largos y desarrollados que tampoco tienen desperdicio y que son los que nos permiten hacernos una idea de la personalidad de Emmi y Leo, los protagonistas.
Cada uno de los personajes tiene su particular sentido del humor, además resultan de lo más carismáticos y peculiares, cada uno a su manera. Son diálogos muy divertidos y en ocasiones, cargados de malicia. Y es curioso cómo hablan sin decirse nada, sin revelar más datos personales de los necesarios quizá para que ninguno de los dos pierda el interés que despierta lo desconocido del otro, o quizá por el miedo más profundo a quedar expuestos ante una persona a la que realmente no conocen. Resultan muy ambiguos en algunas de sus preguntas y respuestas. Y es curioso ver cómo, cuando uno de los dos intenta dar un paso adelante, ambos dan dos pasos atrás.
También me he dado cuenta de lo vanidosos que llegamos a ser y hasta qué punto nos importa lo que los demás piensen de nosotros incluso aunque no los conozcamos, de cómo necesitamos su aprobación, de lo mucho que necesitamos gustar y que nos gusten y de lo mucho que necesitamos en nuestras vidas un poco de misterio, un aliciente que nos saque de la rutina -Cuidado con hablar en plural, Lola!, puede que no todo el mundo se identifique con ese grupo universal que has creado al usar el nosotros-. Bueno, siempre puede ser una percepción personal.
Otra cosa que me ha llamado la atención respecto a la forma es que al contrario que en otras novelas en las que los protagonistas se conocen y mantiene una relación vía Internet, se me ocurren El arte de perder de Lola Beccaria o El blog del Inquisidor de Lorenzo Silva, en ésta sólo obtenemos los datos que nos llegan a través de los mensajes. No he podido evitar echarle un ojo por encima y, a simple vista, la novela parece repoducir exclusivamente los mensajes que se envían entre ellos, así que nosotros sólo sabemos lo que cada uno quiere que el otro sepa de su vida personal. En ningún momento se nos hace partícipes del contexto de los protagonistas, ni por su parte ni por parte de un narrador. No sabemos dónde viven ni dónde trabajan, cómo es el lugar desde el que se ecriben los mensajes, no conocemos sus relaciones con otras personas, ni sabemos cuáles son sus sentimientos o sus impresiones cuando leen los mensajes. Ni siquiera sabemos si lo que se cuentan es verdad. En fin...
Creo que eso es todo por el momento y espero haberme explicado con algo de claridad, a veces me pasa que todo está claro en mi cabeza pero luego me cuesta encontrar las palabras adecuadas que expresen lo que quiero expresar.
Un saludo, Lola.
my old ass
Hace 9 horas
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