jueves, 24 de marzo de 2011

OJALÁ FUERA CIERTO

Mi segundo libro de Marc Levy. Una novela romántica con toques paranormales, en la misma línea que mi anterior. La otra que leí y no hace mucho, creo recordar que a mediados del año pasado, La próxima vez, sigue y seguirá siendo mi favorita, aunque a ésta le debo el haberme alegrado una semana que ya de por sí se presentaba aburrida desde sus comienzos.

Ojalá fuera cierto es la historia de Lauren, una joven médico interna que sufre un accidente de tráfico y queda en coma cerebral, meses después, su madre alquila el apartamento donde vivía a un joven arquitecto, Arthur. Una noche mientras Arthur está tomando un baño, oye ruidos en el armario y cuando se decide a abrir las puertas, se encuentra con una extraña que le cuenta una historia de fantasmas difícil de creer, hasta que obliga a Arthur a acompañarla a la habitación del hospital donde su cuerpo duerme. Una vez convencido, Arthur se siente en la obligación de ayudar a Lauren a encontrar una solución que le permita salir de su situación. No tienen desperdicio las conversaciones a tres bandas entre la pareja y Paul, el amigo de Arthur, ni las situaciones en las que están solos pero rodeados de gente. Pero por ponerle una pega, hay algo que me sobra y es la intervención de la madre de Arthur, nunca llegué a entender su filosofía hippie, aunque sí hay una carta que me gustó mucho, la última de ellas, si lo leéis entenderéis por qué, a mí me emocionó la honradez y la sinceridad con ella misma que muestra en cada una de sus palabras.

Marc Levy es un autor fácil de reconocer en sus libros porque tienen un aire especial, mágico. Son románticos, quizá demasiado, si es que se puede ser demasiado romántico, y un poco cursis pero a la vez envidiables pues daría lo que fuera por un amor así -además, por si no te habías dado cuenta Lola, es una actitud contagiosa porque nunca pensé oírte o leerte algo así-.

Pero al mismo tiempo producen una sensación de desasosiego e impotencia –lo estás volviendo a hacer, Lola- porque con Marc levy es todo tan ideal..., sus historias son ideales, sus personajes son ideales, lo que para ellos son defectos para cualquier otra persona son en realidad virtudes, siempre tienen la palabra o el gesto adecuado para cada momento y además, muestran una visión idealista de la realidad que les hace ser tan especiales..., parecen estar tan conformes con sus existencias..., que cuando termino de leer la novela en cuestión sólo puedo sentirme estafada pero, no por él ni por su novela, si no por la vida pues estoy convencida de que los amores que describe no existen en la vida real, al menos no en la mía. Nunca me he encontrado uno parecido, así que aquellos que lo tengáis, por favor aferraos a él como si fuera vuestro salvavidas en medio del océano, no conocéis vuestra suerte.

Intentaré quedarme con la parte positiva, más en una novela en la que la vida y lo que vivimos es tan importante, en la que vivir cada segundo como si realmente fuera el último es lo único que cuenta al final de cada día. Pero en esta historia también se habla de soledad, de la sensación de vacío que invade a las personas que no pueden compartir sus experiencias con otras personas. Y un tema bastante más peliagudo cuando llegado el momento, es hora de decidir qué hacer con una persona que no está viva pero que tampoco está muerta –creo que estas son las palabras exactas que se emplean- y se pierden las esperanzas. Me gustan los finales de Levy, en todos se adivina un continuará...-como un, no os preocupéis que la vida sigue y las cosas terminarán siendo como tienen que ser pero ahora es vuestro turno queridos lectores-.

Definitivamente, me encantan las historias de amor con final feliz, es un sentimiento contagioso y no me importa. Además, después de El club de la ducha es como cambiar del agua caliente al agua fría sin pasar por la templada. No podía haber elegido una lectura más opuesta a la anterior aunque creo que debería hacerlo más a menudo porque la sensación es, cuanto menos, curiosa.

Un saludo, Lola.

P.D: No encuentro la portada de mi edición, qué rabia!, así que pongo esta misma.
P.D.2: Por si os interesa La próxima vez http://qleersinoseqleer.blogspot.com/2010/05/la-proxima-vez.html

10 comentarios:

  1. Tengo este autor entre mis pendientes porque no he leído nada de él y me apetece conocerle, espero que le llegue pronto el turno...Saludos!

    ResponderEliminar
  2. Pues si me permites el consejo, yo empezaría por La próxima vez ;)

    ResponderEliminar
  3. Anoto el consejo que le has dado a Tatty, porque yo tampoco he leído nada de este autor. Pero esta reseña me ha gustado mucho, así que creo que prontito buscaré algo de este hombre por mi biblioteca.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  4. Me alegro de que te gustara la reseña Margari,de verdad, seguro que con cualquiera de los dos te irá bien.
    1 beso.

    ResponderEliminar
  5. Muy buena reseñ, Lola. Está en casita pero no me llama; tendré que dejarlo más tiempo a la espera...
    Besos,

    ResponderEliminar
  6. Me parece genial Carmen, cada cosa o cada libro, en este caso, tiene su tiempo, no es cuestión de forzar pero cuando te decidas a leerlo me encantaría conocer tu opinión.

    Otro beso para ti.

    ResponderEliminar
  7. Hace años que quiero leer este libro, pero nunca lo encuentro ni lo tiene ninguna de mis amigas. definitivamente, la próxima vez que lo vea lo comprare.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  8. A unas malas puedes probar en la biblioteca, mi edición era bastante viejita, de esas con cubierta dura y páginas amarillentas, gruesas no se sabe si por el papel original o por lo que hayan acumulado a lo de su larga existencia, pero que aun así tienen su encanto.

    ResponderEliminar
  9. Lo leí hace poco, me gustó porque es entretenido y me sirve para desconectar cuando estoy saturada. Pero el final no me gustó mucho la verdad.

    Saludos!

    ResponderEliminar
  10. Pues a mí sus finales me resultan curiosos porque nunca son como los esperas, dejan un sabor agridulce que a mí se me antoja agradable, me recuerdan a ese dicho parecido a cuando una puerta se cierra se abre una ventana, quiero decir que aunque no acaben como nos gustaría es posible que con el tiempo los personajes logren algo parecido a ese final feliz que les deseamos.

    ResponderEliminar