domingo, 17 de octubre de 2010

Misterios de la naturaleza

Hace tiempo caí en la cuenta de un curioso comportamiento humano que se ha convertido para mí en un misterio capaz de mantenerme cuanto menos intrigada. Su posible explicación no hace más que darme vueltas en la cabeza, casi podría decir que, en las noches sin luna y sin estrellas, me quita el sueño. ¿Por qué hay gente que opta por mantener en el anonimato los libros que lee?, ¿por qué los forra con folios en blanco tamaño DinA3 u hojas de periódico?. ¿Es para que el libro no sufra los estragos del ir y venir diario?. ¿Es para que el resto de los mortales no juzgue lo que uno lee -como si eso importara, ¿acaso importa?-?. ¿O para que nadie tenga oportunidad de preguntar qué tal está el libro en cuestión y la conversación degenere en un debate sin fin que pueda hacer que se pierda hasta la parada en la estación de destino?, a mí eso no me ha pasado nunca, ni siquiera creo que le gente que viaja en el tren o en el metro esté pendiente de lo que lee el resto de pasajeros que leen en su mismo vagón -menos tú, Lola, si no, ¿qué sentido tiene toda esta historia?-. No sé, estás son las únicas razones que se me ocurren y ni siquiera sé hasta qué punto son válidas, pero es que cada vez que me fijo en alguien que lee un libro y no puedo saber cuál es...ahí si que me entran ganas de levantarme y preguntar, no puedo resistirme a no saber. Y si resulta que es un libro interesante, uno que no conozco o uno que pudiera cambiar mi vida para siempre...

En fin...si alguien aquejado de este comportamiento lee esto y puede darme alguna pista sobre las motivaciones del mismo... agradeceré que ponga fin a mis noches de insomnio.

Un saludo, Lola.

-P.D. Hay que ver lo que hay que leer una noche de domingo, Lola, menos mal que te queremos-

1 comentario:

  1. Pues en ocasiones yo creo que es para preservar el libro de las idas y venidas, pero creo que es en las menos. En el resto, es por vergüenza ajena... jeje.. por ejemplo si estas leyendo uno de Sherrily Keiton o como se escriba. No, en serio, Lola... me pasa lo mismo que a tí. Es ver un libro forrado en blanco y querer saber sin remedio que libro es. De todas formas, no sufras, no creo que te estés perdiendo el libro de tu vida.

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