martes, 9 de abril de 2013

El mensaje que llegó en una botella. Jussi Adler-Olsen

Al fin, la tercera entrega de los casos sin resolver del Departamento Q de Copenhage. Y bien...[suspiro] que qué tengo que decir a respecto...[suspiro], pues la verdad es que me está resultando bastante complicado. Justo acabo de darme cuenta ahora. Veo que llevo ya unas cuantas líneas escritas y aún no he dicho nada al respecto de nada -sin contar, Lola, con el tiempo que has empleado en los suspiros y con el hecho de que las he leído y releído esas líneas unas cuantas veces desde que te has puesto delante del ordenador-. Podemos ir por partes si os parece bien -a mí me parece bien, Lola- aunque empezaremos por el final -ya sabía yo que había truco, que no iba a ser tan fácil eso de que por una vez en tu vida fueras un pelín ordenada-, que es mi opinión respecto de esta novela.

En cuanto a la trama, bastante interesante como siempre, intrigante y sobrecogedora en (muchas) ocasiones, sobre todo en los momentos en los que uno se da cuenta de lo retorcida que puede llegar a ser la mente de algunos seres, en este caso me ahorro lo de humanos, en cuanto a lo de hacer daño al prójimo se refiere. En esta novela, el autor hace una fuerte crítica a los movimientos religiosos que podrían considerarse extremos en lo que respecta a su hermetismo y a la interpretación y aplicación que realizan de sus escrituras -perdonad tanta cursiva pero hay ciertos temas sobre los que me resulta complicado referirme con cierta propiedad-. De hecho, es probable que esa rigidez sean la causa primera de la forma de actuar de nuestro sujeto protagonista y la consecuencia más evidente de sus motivaciones personales. Por otro lado, se desarrollan tramas paralelas que para mi gusto lo único que hacen es distraer(me), entiendo que en todo departamento de policía que se precie, no se trabaja sólo en un caso y que las pistas que surjan deben aprovecharse, pero no termina de convencerme. Respecto de los personajes, nada que añadir. A lo largo de la novela vamos conociendo más detalles sobre las virtudes y rarezas de cada uno de ellos. Surgen nuevos misterios y nuevas relaciones. Cada uno sigue con su papel, aunque Carl Morck a veces se me pierde un poco, es como que no lo reconozco. Por cierto, he echado mucho en falta los detalles sobre la relación entre Morck y su psicóloga -vaya, todavía te sigue gustando el cotilleo, Lola?-. Y en cuanto al estilo, pues muy bueno, continúa la línea de sus anteriores novelas, el autor no para de alternar personajes, tiempos y lugares consiguiendo que la acción sea muy dinámica y ágil hasta el punto de llegar incluso a crear la sensación de estar jugando continuamente al ratón y al gato, es una sensación de frustración estupenda y altamente recomendable.

En esta ocasión, lo que llega a la mesa de Carl Morck es el mensaje que unos pescadores finlandeses encuentran en una botella. Antes han pasado unos cuantos años en los que ha estado olvidada en el alféizar de la ventana de una comisaría sufriendo el maltrato de la condensación. Así que lo que aterriza en el Departamento Q es un trozo de papel de los años 90 en el que sólo se adivinan unas cuantas letras de lo que está claro es un mensaje desesperado de auxilio. Una vez salvado el escepticismo inicial ante la posibilidad de que todo se trate de una broma entre boy scouts, con el único propósito de llamar la atención, comienzan las investigaciones y todo apunta a que existen más casos como aquel que golpearon y golpean a familias pertenecientes a distintas sectas religiosas para las que el contacto con el exterior no es una opción. A partir de ahí, la intriga está servida.

Un saludo, Lola.

P.D: Hola voz en off, cuanto tiempo aunque no estoy segura de haberte echado de menos.

4 comentarios:

  1. He visto un montón de recomendaciones de esta novela. Pinta genial =)

    Besotes

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  2. Pinta muy bien pero reconozco que me estoy haciendo un lío con tantas sagas ya parecidas...
    Besotes!!!!

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  3. El otro día escuchando el podcast de uno de los programas que sigo, Todos somos sospechosos, entrevistaban al autor. Había visto decenas de veces sus libros sobre las mesas de las estanterías, pero nunca me había llamado especialmente la atención. Me decía "otro nórdico más con nombre rarito".
    Pero a raíz de la entrevista me entró curiosidad. No sabía que en las novelas trataban casos del pasado, y recordé La mujer de verde de Arnaldur Indridason, que es un continuo flashback.
    En resumidas cuentas, este rollo para contar que me he quedado con ganas, y por lo que cuentas son libros que merecen la pena. Y además, el autor me cayó simpático...

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  4. Pues qué pena que me perdiera la entrevista, porque es un autor que me atrae mucho últimamente. Creo que sus novelas son bastante asequibles por el tono de humor (negro) que emplea pero duras por la narración de los hechos y la personalidad de algunos de sus personajes, ya sean principales o secundarios. Siempre te deja unos días dándole vueltas a algo, creo que es un experto en generar dilemas morales en los que es difícil posicionarse.
    Hace poco leí La mujer de verde, y sí que se le podría dar un aire en el esquema pero creo que los estilos son diferentes, a mí personalmente, me gusta más Jussi Adler-Olsen.
    Tengo pendiente una novela suya anterior a todo esto del Departamento Q, La casa del alfabeto.
    Si quieres empezar por alguna, a mí me gustó mucho La mujer que arañaba las paredes, te dejo el enlace por si quieres echarle un vistazo,
    http://qleersinoseqleer.blogspot.com.es/2012/03/la-mujer-que-aranaba-las-paredes-jussi.html

    Un beso, Lola.

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