jueves, 5 de agosto de 2010

ABANDONOS

Por fin me decidí a leerlo, lo tenía en casa desde hacía algunos meses pero nunca encontraba el momento adecuado. Ahora, esperando el día en que lleguen mis ansiadas vacaciones, no puedo permitirme el lujo de empezar libro nuevo, ya sabéis lo apretada que está mi agenda para agosto -dudo incluso que pueda con ella en sólo tres semanas-, así que me pareció la mejor alternativa, de hecho, así estoy pasando mi última semana en Madrid, entre cómics.

Ya había leído otro del autor -Lola, a nada que hayan leído un poco tu blog, esto ya lo sabrán. Te repites- Desayuno por la tarde me gustó tanto que no dudé con éste.

Andi Watson sigue en su misma línea en cuanto a la estética y al ambiente de la historia. Me gusta la idea de que sería capaz de reconocer cualquier dibujo del autor, en cualquier parte y en cualquier momento. Todo lo que hace es tan suyo...Y como dice en la presentación del cómic, leer sus historias es como enamorarse.

En Abandonos cuenta la historia de una pareja que se conoce en una fiesta, en un momento de borrachera y de despecho. Ella acaba de comprobar que su actual novio no entiende el significado de la palabra fidelidad la noche en que celebran su propio aniversario y él, por más que busca, no logra encontrar a la mujer de sus sueños, está harto de su suerte en la vida. El punto de partida un libro. Y es que Binny es bibliófilo, se pasa las horas y los días buscando libros raros o curiosos, libros con historia, la historia de su anterior dueño. Debby nunca llega a comprender esta afición, aunque la comparta, sin darse cuenta, desde otro punto de vista. En su tienda vende ropa de segunda mano, prendas con historia, la historia de su anterior dueño. El caso es que esta rareza de Binny hace que se distancien, ella aspira al hombre perfecto -pobre, como si existiera- y es Louise -protagonista de Desayuno por la tarde- la que tiene que ponerle los pies en la tierra y mostrarle su verdadero problema. Y bueno...el resto tendréis que averiguarlo vosotros.

Sólo os puedo decir que no os arrepentiréis de leerlo, igual que yo no lo hice.

Un saludo, Lola.

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