Creo que la mayoría ya sabéis en qué se basa esta teoría topológica pero estoy obligada, pues he de añadir a lo anterior -como bien sospechabas, Lola- que la historia me ha parecido muy bonita y los personajes, encantadores. Son esa clase de coincidencias que sólo pueden ocurrir en Navidad, y que, además, me hizo ver que en ocasiones, las desgracias dejan al descubierto lo mejor de las personas.
El 5 de enero de 1998 comienza un fenómeno meteorológico muy raras veces visto en Québec, -perdón, muy raras veces visto, así, en general-. Durante toda esa noche cae, de forma incontrolada, sobre distintas partes del país, una lluvia helada que cubre las calles con una fina capa de hielo, igual que pasa con árboles, coches y tejados. Muy pronto la electricidad empezará a fallar con la caída de los tendidos eléctricos por el peso del hielo, lo que puede hacer que incluso el agua escasee. Esto es lo que el cielo manda a nuestro pequeño protagonista como ayuda para evitar que sus padres se separen. Pero esta vida nos enseña que no debemos ser egoístas, aunque creo que esa es un parte importante de la naturaleza humana que no podemos evitar, es propio del individuo pensar en uno mismo. El caso es que aquello que parecía responder al deseo egoísta de un niño de once años termina por afectar, antes o después, a las vidas de sus vecinos que también necesitaban de un empujoncito. A fin de cuentas, todo tiene su razón de ser y así será, tal y como disponga el cielo.
Con independencia de esta historia que trata de ser tan universal como anónima, creo que esta novela también muestra, uno, la importancia de relacionarse con los demás y no temer lo desconocido, dos, que no es bueno ocultarnos a los ojos del resto pues es una forma de negarnos a nosotros mismos y, tres, que no es prudente vivir solo porque al final se pierde toda conexión con la realidad y termina por sufrirse de soledad, puede ser fácil al principio, vivir solo es una forma de no discutir y de hacer siempre lo que a uno le apetece sin pedir aprobación, pero antes o después, se siente el vacío, se siente la necesidad de compartir, de discutir o pedir opinión.
También debo decir que algo que me entristeció de esta historia es que para arreglar la vida de unos pocos otros lo pasen mal, ¿qué querrá significar?, gran interrogación: ¿que a todo en la vida hay que verle el lado positivo, o al menos pensar que ese lado existe?, ¿que todo en esta vida ocurre por alguna razón aunque en principio se nos escape? o que, yendo más allá, nos demos cuenta de la inmensidad del mundo, que aquí y ahora puede estar ocurriendo algo que será totalmente distinto a lo que pueda estar pasando al otro lado del planeta, independientemente de su naturaleza. Quizá esto nos sirva para apreciar lo que tenemos, tanto en los momentos buenos como en los que no lo son tanto.
Quiero terminar con una frase que me pareció especialmente reflexiva y que desde hoy debería pasar a formar parte de la sabiduría popular, además es una de mis asignaturas pendientes y uno de mis propósitos para el 2012, así que con más razón,
El amor es como un taxi: si no se para y hay que correr tras él, es que ya está ocupado. Para encontrarlo, simplemente hay que esperar en el lugar adecuado. -Página 133-
Un saludo, Lola.
P.D: Perdón por las reflexiones anteriores, no sé como ha podido ocurrir. Será que es miércoles y es un día de la semana raro porque no es martes pero tampoco es jueves -ya lo estoy haciendo otra vez-.