lunes, 7 de abril de 2014

Huesos en el jardín. Henning Mankell

Huesos en el jardín es la última novela publicada dentro de la Serie Wallander, aunque fue escrita con anterioridad y la historia que narra deberíamos ubicarla cronológicamente entre CortafuegosEl hombre inquieto. Al parecer Mankell publicó esta novela en 2004 pero nunca tuvo intención de que se tradujera a otros idiomas, hasta que la BBC mostró verdadero interés por incluir esta historia en su adaptación para la televisión. Lo que sí está claro es que todo parece apuntar a que El hombre inquieto es y será el último caso de Kurt Wallander

Kurt Wallander vive con su hija en un pequeño apartamento ubicado en Miriangata desde que ésta comenzó a trabajar como policía en la comisaría de Ystad . Linda y él se llevan bastante bien pero ya empiezan a recordar a un matrimonio de ancianos. Lo que más desea Wallander en ese momento es comprarse una casita en el campo, tener un perro y lo que resultaría más complicado de conseguir, una mujer que lo entendiera y con la que pudiera compartir su tiempo. Su compañero Martinsson le ofrece las llaves de una vieja casa propiedad de un primo de su mujer y que pretenden vender ahora que el anciano ha ingresado en una residencia de la que él mismo sospecha no saldrá con vida - me encanta el humor azuloscurocasinegro presente en toda la novela -. La casa está en la zona de Löderup, cerca de donde vivía su padre, por lo que todo allí le resulta bastante familiar. Wallander ya está imaginando su vida allí, incluso el precio que acuerda con Martinsson le resulta asequible para su sueldo y sus ahorros de policía, cuando recuerda haber tropezado con algo extraño en la parte trasera del jardín. La cuestión es que no es un rastrillo o una raíz, si no los huesos de una mano. Y así es como se esfuman las ensoñaciones de Kurt y comienza un nuevo caso para Wallander. Un caso que a todas luces parece complicado por el tiempo que ha transcurrido desde la muerte del cadáver y por la época en la que tendría lugar, justo en plena Guerra Mundial, cuando el tránsito de personas en toda esta zona era difícil de controlar.

Una novela fácil de leer que uno se asegura pasar un rato entretenido - aunque corto, un par de tarde a lo sumo, una si es un día de lluvia como el de hoy -, con un desarrollo de la trama lógico e impecable, sin demasiados tiempos muertos durante la investigación que puedan hacer perder el interés por la historia. Es evidente que en ciertos aspectos no se den demasiados detalles o sólo se apunten algunos datos, sobre todo en el tiempo en que van surgiendo nuevas informaciones o líneas de investigación, pero que más se le puede pedir a una novela de algo más de 150 páginas. Me gusta Kurt Wallander, tiene un carácter curioso en el que se mezcla la desesperanza propia de no tener la vida que a uno le gustaría y el humor más siniestro con el gusto por la ópera y el vino tinto. Su hija también es interesante, es una joven independiente, seca y distante. Y creo que tienen una relación muy bonita, ésa en la que el padre no puede engañar a la hija porque cada gesto le delata, en la que la hija no pierde la oportunidad de regañar al padre y en la que los momentos de silencio dicen más que aquellos llenos de palabras sin sentido. Tampoco puedo añadir mucho más, es lo que tiene empezar por el final, aunque debo admitir la curiosidad que siento, además de por el resto de novelas de la serie, por la que protagoniza Linda Wallander, Antes de que hiele, y por El retorno del profesor de baile, en la que el protagonista es Stefan Lindman, otro policía perteneciente a la misma comisaría.

Por último, añadir lo curioso del posfacio que escribe Mankell y que se incluye en la última parte de esta publicación. En él, el autor reflexiona sobre las circunstancias que le llevaron a crear el personaje de Kurt Wallander así como la motivación de las distintas historias en las que se ve envuelto. Todo indica que fue el racismo, o la lacra de la que nunca se librará Suecia, como él mismo asegura, lo que provocó en él la necesidad de escribir. Al mismo tiempo hace balance de lo que ha supuesto para él Kurt Wallander y las implicaciones que tendrá la idea, creo que no muy firme, de no volver a escribir sobre él.

Un saludo, Lola.

P.D: este año no me quito de encima la novela negra ni aunque me lo proponga pero estoy preparada.

2 comentarios:

  1. Yo tengo que estrenarme con Wallander...
    Besotes!!!

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  2. Es un autor al que tengo muchas ganas desde hace tiempo, tengo varios fichados para empezar =)

    Besotes

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