Diego, casi tumbado sobre el cuello de su yegua, le hablaba con ternura, animándola a explotar el poderío de su raza, la fortaleza que su noble sangre tenía.
Página 31. El sanador de caballos. Gonzalo Giner.
L'Étrangleur
Hace 1 día
Qué maravilla de novela!!! Giner me gusta mucho mucho...
ResponderEliminarBesos,
Y yo que sigo sin leer esta novela...
ResponderEliminarBesotes!!!